Es increíble. Cuando triunfó Claudia Schiffer, parecía que ninguna mujer podría estar tan buena como ella. Pero luego llegaron Naomi Campbell (¡cabronazo el Hamilton!), Daniela Pestova, Elle McPherson, Valeria Mazza, Kate Moss, Eva Herzigova y otras, que lo conseguían. Se dijo que las tops habían tomado el relevo de las grandes divas de Hollywood, superándolas y relegándolas como reinas del glamour y la belleza, pero tras un primer momento el fenómeno pareció agotarse. Pero llegaron Tyra Banks, Adriana Sklenarikova, Laetita Casta, Gisele Bundchen, Milla Jovovich, Heidi Klum, Adriana Lima y otras, y pusieron al mundo de nuevo de rodillas. De nuevo pareció que la cosa iba a quedar ahí. Ya todos lo daban por acabado de nuevo, cuando surgieron Karolina Kurkova, Natalia Vodianova, Carmen Kas, Petra Nemkova, Bar Refaeli, Doutzen Kroes, Erin Wasson y la nueva hornada. Cada vez que el fenómeno top parece acabado, surgen nuevas diosas que mantienen el nivel de las anteriores y arrasan con todo. ¿No tiene límite el fenómeno? Seguro que a estas mujeres no las fabrican con la misma pasta que a las demás. Seguro que las hacen con polvo de estrellas, porque sino no se explica. Estoy convencido de que si una d estas pasara por las ramblas, la gente se iría cayendo de culo a su paso. ¡Vamos, hasta a Colón se le iba a caer el brazo y levantar otra cosa!